La reciente declaración del Vaticano que permite bendecir a las parejas del mismo sexo causó revuelo en todo el mundo, pero quizás esa reacción fue mayor en África, un centro creciente del futuro de la Iglesia católica romana. En una declaración tras otra, los obispos de varios países hablaron del miedo y la confusión que la declaración ha ocasionado entre sus feligreses y dijeron que no estaba en consonancia con la cultura y los valores del continente.
Los obispos también albergaban un temor más profundo: que en un lugar donde la Iglesia crece con mayor rapidez que en ninguna otra parte del mundo y donde muchas clases de cristianismo compiten por los fieles, la declaración pudiera perjudicar la expansión de la Iglesia en el continente. El obispo John Oballa, de la diócesis de Ngong, cerca de Nairobi, dijo que una mujer le había escrito diciendo que un amigo le dijo que quería una aclaración sobre el pronunciamiento o, de lo contrario, se convertiría a la Iglesia metodista.
“Hay gran vitalidad en muchísimas diócesis de África”, dijo Oballa en una entrevista. “Tenemos que protegernos de cualquier cosa que pueda descarrilar ese crecimiento”.
Oballa afirmó que aconsejaría a sus sacerdotes a dar bendiciones a las parejas del mismo sexo solo si buscaban la fortaleza de Dios para ayudarlos a “dejar de vivir en uniones del mismo sexo”. Pero si la pareja solo quería una bendición y planeaba continuar viviendo de esa manera, “podría dar la impresión de reconocimiento”, dijo, y agregó que aconsejaría a los clérigos “no dar la bendición porque sería escandaloso para los demás… podría debilitar la fe de los demás”.
La semana pasada, el Vaticano trató de calmar a esos obispos alarmados por la nueva regla, al afirmar que había que tener concesiones para la “cultura local”, pero que seguiría siendo política de la Iglesia. En un comunicado, el Vaticano señaló que los obispos que se oponen al cambio deberían tomarse un “largo periodo de reflexión pastoral” para entender por qué la
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