Para celebrar el aniversario número 20 de Modern Love este mes, hemos publicado un paquete especial de artículos sobre la historia y el impacto de la columna. Para conocer el origen de Modern Love, leer siete maneras de amar mejor, ver cómo crea sus imágenes el veterano ilustrador y mucho más, visita nytimes.com/modernlove. En este espacio, como cada semana en la columna Modern Love, volvemos a publicar cuatro ensayos “clásicos” de años anteriores que nos conmovieron especialmente.
Cuando te educan para ser una buena cristiana, no solo vas a la iglesia; sales con la iglesia. La iglesia es la pareja con la que pasas los fines de semana y las noches, el novio cuyos amigos se convierten en tus amigos, la novia con la que compartes todos tus sueños. Yo era una buena cristiana, así que no solo salí con la iglesia, sino que me casé con ella.
Tras graduarme de una universidad del Medio Oeste cuyo lema es “Por Cristo y su Reino”, me mudé a la ciudad de Nueva York. Era la primera vez que salía del capullo evangélico y mi prioridad era encontrar una iglesia a la que pudiera amar, comprometer mi vida y convertirla en mi centro espiritual y social. Mi búsqueda terminó en Brooklyn, donde encontré una iglesia de jóvenes creativos y profesionales novatos que, como yo, buscaban una fe en la que no pesara tanto el fundamentalismo.
Forjamos una rápida camaradería, incluso con nuestro pastor, que era tanto amigo y compañero como líder espiritual. Nos reuníamos en los bancos de la iglesia los domingos, pero también en bares y en las salas de nuestra casa durante la semana. We are having trouble retrieving the article content.Please enable JavaScript in your browser settings.Thank you for your patience while we verify access.
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