Una pastilla una vez por semana. Una inyección que se aplique en casa una vez al mes. Incluso una inyección en la clínica cada seis meses.
Tal vez estas opciones estén disponibles en los siguientes cinco a 10 años para prevenir o tratar el VIH. En lugar de medicamentos que tengan que tomarse diariamente, los científicos se están acercando a alternativas con una acción más prolongada, quizás incluso a un futuro donde el VIH requiera atención solo dos veces al año, algo inconcebible en las décadas más sombrías de esa epidemia. “El periodo actual es la siguiente ola de innovación, productos más nuevos que satisfagan las necesidades de los pacientes, sobre todo en relación con la prevención, de maneras que nunca antes tuvimos”, señaló Mitchell Warren, director ejecutivo de la Coalición de Defensa de la Vacuna contra el SIDA (AVAC por su sigla en inglés), una organización dedicada a prevenir el VIH.
Tal vez las terapias de acción prolongada sirvan para no tener que recordar tomar una pastilla diaria para prevenir o tratar el VIH y, quizás para algunos pacientes, estos nuevos fármacos atenúen el estigma asociado con la enfermedad, el cual ya es de por sí un obstáculo para el tratamiento. “No tener que recordar eso cada mañana es un cambio radical para ellos”, comentó Rachel Bender Ignacio, directora del UW Positive de la Universidad de Washington, un sitio de investigación clínica dedicado al VIH.