El documento publicado el lunes por el Vaticano pone la dignidad humana en el centro de la vida católica, pero al hacerlo, aborda algunas de las cuestiones sociales más difíciles y sensibles, aquellas que el papa Francisco ha estado evitando durante su papado.
El lunes, sin embargo, su iglesia se inclinó fuertemente hacia ellos en el documento, titulado Dignitas infinita. Argumentaba que la explotación de los pobres, los marginados y los vulnerables equivalía a una erosión de la dignidad humana.
Pero fue la reafirmación del rechazo de la Iglesia al aborto, la pena de muerte y la eutanasia, y especialmente a la fluidez de género, la cirugía de transición y la gestación subrogada, lo que preocupó a los liberales de la Iglesia, que temían que fuera utilizado como munición por la derecha.
He aquí cuatro conclusiones. La inclusividad del Papa tiene límites El mensaje incluyente del papa Francisco, entre cuyos elementos están permitir que los católicos LGBTQ reciban bendiciones de sacerdotes y que las personas transgénero sean bautizadas y actúen como padrinos, tiene un límite: la doctrina católica.